El título de la entrada hace referencia a uno de los personajes, Natsuki, que iba a ser la protagonista mientras los acontecimientos vividos por ella hacían avanzar la historia. Al final me lié y comencé a presentar más personajes y esbozándolos en pequeños pasajes. Poco a poco la historia irá creciendo junto con los personajes. La partida de las freak wars ha abierto nuevos horizontes que explorar.
Crisis en Ido
Shigemori es la mano derecha de Makoto Seita. Shigemori es un hombre que se ha ganado a pulso la reputación de ser un líder severo pero justo. Es un gran líder y excelente compañero de fatigas.
Llegó al monasterio muy pequeño, cuando contaba 2 años aproximadamente, sus padres eran gente muy humilde que lo entregaron al monasterio por no poder atenderlo. Shigemori fue criado por los monjes junto con los demás niños que vivían en el monasterio. Recibió una educación y un entrenamiento como todos. Shigemori en seguida destacó del resto. Sus dotes de liderazgo afloraron pronto y además aprendía rápido. Le gustaba por igual la lectura y el ejercicio.
Gracias a esto, poco a poco fue asumiendo tareas de mayor responsabilidad, hasta que Makoto lo designó como su segundo al mando, tras la inesperada muerte de su predecesor luchando contra unos sanguinarios wako. Una decisión que no sorprendió a nadie.
Mientras Makoto Seita, como Señor de Shirouma, dirige el monasterio y gobierna la provincia de Amai. Shigemori es el jefe militar fuera del monasterio y dirige la operaciones en persona cuando hay que salir de la provincia por cualquier motivo.
Cuando las funestas noticias sobre sus hermanos de la provincia de Ido llegaron a Shirouma. Makoto Seita no lo dudó un instante y encargó a Shigemori que organizara una expedición lo antes posible.
Lo acontecido en La batalla del Despertar
Acto 1: El incidente
Natsuki vivía con su maestro en una cabaña en el bosque, cerca del pueblo de Sawara, en la provincia de Amai. Natsuki no solía bajar al pueblo de Sawara más de una vez al mes. Tal sólo cuando era imprescindible, ya que ella y su maestro llevaban una vida sencilla. Sin embargo los aldeanos sí subían de cuando en cuando a buscar consejo del anciano maestro del bosque.
Esa noche, Natsuki se acercó al arroyo para lavarse como todas las noches. Se quitó la ropa a pesar del frescor nocturno, estaba acostumbrada. Además, le encantaba el agua fría del arroyo, como sus rápidas aguas acariciaban su piel y se llevaban la suciedad acumulada. Tras el baño solía sentarse en el lecho de roca a meditar, pero esa noche vio algo que le llamó la atención. Había un bulto oscuro cerca de unos árboles. sigilosamente salió del agua y se vistió. Al acercarse, comprobó que era un campesino del pueblo, no sabía su nombre, sólo lo conocía de vista. Aguzó el oído y le pareció escuchar ruidos procedentes del pueblo.
Comenzó a caminar en dirección a los sonidos, y a medida que fue acercándose los identificó inequívocamente como de lucha. Sin perder un segundo comenzó a correr, desenvainó la katana y comenzó a recitar uno de los mantras que le había enseñado su maestro.
Cuando llegó al pueblo se encontró algo impensable, un mal capaz de aquello no podía existir.¿O sí? Que los muertos se alzaran era horrible, pero que asesinaran sin piedad no tenía igual. Los muertos perseguían y mataban cualquier cosa con vida. Natsuki, sin perder su temple y recitando el mantra cargó contra las horribles criaturas haciéndolas pedazos a su paso. esas viles parodias de seres no podían igualar su destreza.
Sus pasos la dirigieron hacia la plaza del pueblo, y allí se quedó estupefacta cuando vio a su maestro luchando con un samurai esquelético. Sin perder un segundo más se unió a su maestro y juntos acabaron con el señor no muerto y su horda. Jadeantes y sudorosos a pesar del frío, contemplaron como los aldeanos que no habían huido salían a agradecerles su ayuda y se disponían a atender a los heridos o llorar a sus familiares.
El maestro Sasuke, pues así se llamaba el anciano, se giró hacia si discípula y le indicó con señas que ayudara a los aldeanos, él en cambio se encaminó hacia el bosque, de donde volvió al poco tiempo con ciertas plantas curativas con las que hacer ungüentos y curar heridas, aunque no servirían para todas, las heridas de la mente no se curaban tan fácilmente.
Por la mañana se encaminaron hacia el Monasterio del Monte Shirouma, el abad Makoto Seita debía ser informado lo antes posible. Eran 2 días de camino, quién sabe si encontrarían mas abominaciones no muertas, como si el mundo no tuviera bastante con la guerra y la desaparición del Emperador.
Acto 2 El monasterio de Shirouma
La noche la pasaron en el pueblo de Takayama donde el Señor Hiroshi les hospedó en su casa, muy honrado de poder servir al Maestro Sasuke. Al alba reemprendieron camino, tras tomar un frugal desayuno servido por Yumiko, la hija menor del Señor Hiroshi, y escoltados por varios hombres que se despidieron con grandes muestras de respeto al llegar al río Yoshino. Tampoco hubo incidentes durante la jornada, salvo unas columnas de humo que divisaron al mediodía en dirección Sur, tal vez bandidos. Últimamente se estaban volviendo muy osados.
Al caer la tarde, casi oscureciendo, avistaron el pueblo de Utoro, población que había crecido y prosperado gracias a la gran cantidad de gente que atraía el monasterio, cuyo abad, Makoto Seita, ejercía de juez de la región de Shirouma y era muy respetado por los habitantes de los pueblos y aldeas cercanos.
En Utoro se ubica el mercado de Ichiba, que todas las semanas hacía que la población de pueblo se triplicara con los comerciantes y visitantes que atraía.
El monasterio en si era una elegante pagoda de 3 plantas, el edificio estaba protegido por una muralla y delante de él se extendía el pueblo. Tras él, la montaña subía a pico hasta gran altura. Casi todo el patio interior estaba empedrado, salvo por un pequeño jardín situado en la parte trasera de la pagoda.
Había bastante ajetreo en el monasterio a esa hora. Había mucha gente entrando y saliendo, vieron salir un grupo de Ama kihei que se alejaron al trote y tras ellas salió una comitiva bastante pintoresca, parecían mercaderes, les acompañaba un buen número de mercenarios. Según les informó amablemente un lugareño eran Otokodate de la casa Tagawa, al parecer les estaban vendiendo las armas gaijin a todo el que estuviera dispuesto a pagar. Por las caras de satisfacción que portaban, los negocios parecían ir viento en popa.
Traspasaron la puerta exterior sin que les dijeran nada, en la puerta de la pagoda fueron requeridos por dos enormes monjes armados con sendos kanabos. Una vez se presentaron pasaron acompañados de un novicio.
El abad les recibió y les indicó que salieran al exterior, detrás del edificio había una fuente, se acomodaron en la hierba e intercambiaron funestas noticias mientras saboreaban una tacita de sake.
Acto 3: La desaparición de Natsuki
Natsuki nació una primera luna de verano. su padre era el carpintero del pueblo de Shinjuku. Natsuki era la tercera de tres hermanos y en seguida destacó por su alegría y vivacidad, La pequeña Natsuki crecía feliz y sana junto a su familia. Nada hacía presagiar que sucedería algo que sacudiera la tranquilidad familiar.
Un buen día, cuando contaba 6 años de edad, salió al bosque con sus hermanos a buscar raíces y bayas. Cuando ya se disponían a volver una extraña niebla cayó sobre el bosque ocultándolo todo y desosientándolos. La niebla ahogaba cualquier sonido y era tan espesa que no dejaba ver a más de diez pasos. Los niños caminaron durantes lo que parecieron ser horas.
Sin embargo, a pesar de la desorientación, ninguno sintió miedo, la niebla transmitía tranquilidad, a pesar de la caminata, ninguno sintió cansancio, la niebla les transmitía vigor. y así, uno a uno, fueron llegando a casa, al caer la noche, sin sufrir daño alguno. Sus preocupados padres los recibieron entre sollozos, a todos excepto a Natsuki,ella llegó a una casa, pero esa casa no era la casa de sus padres. era una pequeña cabaña en medio del bosque. La niebla parecía haberla guiado hacia ella. La niña incluso juraría que la niebla misma le sonrió cuando llegó a la cabaña y tan misteriosamente como los envolvió, desapareció sin más.
En la puerta había un hombre que parecía estar esperándola. Sostenía una taza de té en cada mano, le ofreció una y la invitó a entrar.
Un vez sentados junto al fuego, el hombre le contó una historia, una leyenda. La historia hablaba de dos hermanos, de su amor y de su odio, de prodigios, de calamidades y heroicidades. Pero sobre todo hablaba del destino.
Acto 4: El abad de Shirouma
Makoto Seita era un hombre de unos 50 años, los últimos 6 como abad del monasterio, tras la muerte de su predecesor de vejez. Aún en plena forma, dirigía el monasterio con serenidad y energía,con severidad y justicia, sin dejar nada al azar. Los casi trescientos monjes le querían y respetaban como a un padre y él les correspondía de igual manera.
Querido y respetado por todos, gobernaba de facto en los alrededores del monasterio. Este hecho le había granjeado la enemistad de la familia Kuge de la zona, los orgullosos y traicioneros Akamatsu, que no veían con agrado el creciente poder de los monjes, llegando a enviar a varios shinobi con intención de asesinar a Makoto Seita. Aunque ellos siempre lo han negado, por supuesto.
Desde la desaparición del Emperador, en todo Himukai reinaba el caos y la zona de influencia del monasterio no era un excepción , los Akamatsu, La poderosa familia Kuge, le exigían vasallaje a toda la provincia y pretendían gobernar toda Amai sin oposición. Las familias buke de la zona estaban abiertamente en contra, negándose a acatar las órdenes de los Akamatsu. Varios incidentes armados se habían producido en las últimas semanas y el ambiente estaba muy caldeado. Mientras, él aprovechaba la influencia y reputación del monasterio para mantener su independencia y ganarse el favor de los buke cercanos, como el Señor Hiroshi, jefe del clan Rokkaku y el Señor Katsuemon del clan Maeda. Ambos señores samurai acérrimos enemigos de los Akamatsu.
Numerosos mensajeros salieron del monasterio en cuanto llegaron las primeras informaciones. Noticias funestas llegaban al monasterio cada pocos días desde entonces. La muerte y la destrucción estaban en boca de todos. Hambruna....caos y guerra. Se habla de una gran batalla entre varios ejércitos, cuentan que aparecieron barcos extraños nunca vistos con poderosos cañones. Incluso se habla entre susurros inquietos de no-muertos.
Pero las noticias son contradictorias, lo único seguro es que en Ido ocurrió algo terrible y ningún monje ha regresado todavía al monasterio, ni vivo ni muerto. Nada se sabe de Shigemori y sus hombres. Pero se teme lo peor.
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