Historias de la Guardia (Pon un pecio en tu vida) Capítulo 7
Poco después de la eliminación de los cientos de genes que hibernaban se perdió contacto con una de las escuadras. Había cesado la comunicación abruptamente, sin dejar pistas de lo que pudiera haber pasado. El carácter del regimiento obligaba a buscar a sus camaradas, así que se preparó una misión de rescate. Tan sólo se conocía la situación aproximada de los guardias desaparecidos.
Cuando llegaron a la zona de búsqueda descubrieron a dos de sus compañeros inconscientes en sendas salas.
La escuadra continuó su despliegue y estableció un perímetro defensivo.
Un primer genestealer apareció y fue eliminado por un lanzallamas. Seguro que vendrían muchos más.
Mientras los camaradas eran atendidos
numerosos genestealers aparecieron.
Pero el psíquico asignado estableció una barrera mental impidiendo el paso a los monstruos.
Varios contactos más se detectaron en el perímetro.
Cuando la barrera psíquica se desvaneció comenzó el combate.
En el perímetro defensivo los contactos comenzaron a materializarse en genestealers, los soldados abrieron fuego abatiendo al primero.
Mientras tanto en la sala el combate proseguía, Un monstruo se coló en la sala ignorando al guardia y atacó al sargento que cayó destripado.
pero cayó muerto ente el contraataque del psíquico.
Un segundo genestealer asesinó al guardia.
En otra parte del perímetro defensivo un guardia solitario fue arrollado por el ataque de los genes.
Y otro más....las cosas se ponían muy difíciles.
El psíquico mientras tanto eliminó a dos genes más.
Y el teniente a un tercero.
Otro más moría a manos del psíquico.
Los supervivientes comenzaron a retirarse seguidos por numerosos genes.
En la retirada encontraron otra sala con otro camarada aún inconsciente.
pero la situación era muy apurada. El teniente fue asesinado, el guardia que cubría el corredor se giró y eliminó al genestealer responsable.
El ingente número de enemigos le estaba avasallando. Eran imposibles de contener, pero al menos se llevarían por delante todos los que pudieran.
El psíquico hizo alarde de una gran maestría en combate antes de caer muerto.
La misión resultó un fracaso. No sólo no habían rescatado a sus camaradas, si no que habían perecido en el intento. El comisario escribió sus nombres en la lista de héroes del regimiento mientras el estado mayor evaluaba el objetivo siguiente. Un servocráneo explorador había descubierto algo prometedor en una antigua nave militar, tal vez una fragata, era difícil de precisar sin un examen más exhaustivo.
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