Escapada a Segovia

Porque los pinceles y la escenografía no lo son todo, aquí os cuento mi experiencia en la ciudad del acueducto. Y es que desde que vi fotografías del alcázar sabía que nuestro próximo destino será Segovia. Aunque eso sí, 5 horas de coche duelen, y a los niños más.

Llegamos el Lunes a medio día, y la primera comida segoviana fue, la paella valenciana hecha el Domingo en la alquería de mi abuelo con mi mujer, traída en fiambrera y devorada con fruición.

Ya por la tarde salimos a pasear y a buscar la oficina de turismo, donde me atendió....un chino. Ya con el mapa en la mano a patear la ciudad. Segovia me sedujo desde el primer día. 

Pasear a lo largo del río Eresma. El apartamento estaba muy cerca, así que el Martes por la mañana temprano salimos con los niños a dar un paseo.

Subir al Alcázar, dónde hay un buena exposición de armas y armaduras, con unas salas dedicadas al cuerpo de artillería, y dónde un servidor disfrutó de lo lindo. 

Después de una caminata memorable y unas escaleras que me remataron, llegamos a lo alto del acueducto. Impresionante.

La catedral es impresionante, sobretodo por fuera, porque por dentro no la vi. No me apetecía pagar 6 euros para verla. 

Estas miniaturas representan un tren de artillería de montaña. Me sorprendió encontrar miniaturas de tanta calidad y además muy bien pintadas. Yo quieroooo.

En cuanto a lo gastronómico, como íbamos con niños comimos donde creímos que ellos lo iban a hacer a gusto. Sin embargo una de las comidas la hicimos en La codorniz, donde además de que los niños comieron bien, mi mujer y yo disfrutamos de un buen cocido y unas natillas caseras que se nos saltó la boina de placer.

La próxima entrada en esta seccíón igual se demora un año jeje.