Historias de la guardia (Pon un pecio en tu vida) Capítulo VIII
Tras el rotundo fracaso de la operación de rescate, los esfuerzos se dirigieron hacia la posibilidad de que lo descubierto por el servocráneo fuera de valor, tal vez incalculable, para el Imperio. Para la misión se desplegó una escuadra acompañada, una vez más, por un psíquico autorizado.
En cuanto llegaron a la zona objetivo comenzaron a desplegarse cubriendo todos los corredores.
Los genestealers no tardaron en hacer acto de presencia.
Con los accesos cubiertos, los soldados se internaron en las profundidades.
Mientras sus compañeros de retaguardia continuaban haciendo su trabajo contra todo bicho que osaba asomarse.
Los soldados iban atravesando corredores y salas silenciosas y oscuras.
Cuando los sensores comenzaron a captar blips acercándose se acabó la tranquilidad....
y varios guardias más avanzaron para apoyar a sus camaradas.
Numerosos contactos avanzaban hacia los soldados.
Y el ataque en la retaguardia aumentaba de intensidad.
Los genes morían sin cesar.
¿Pero sería suficiente para mantener la posición?
Los guardias se aproximan al objetivo mientras los monstruos acechan en la oscuridad.
Hasta que se deciden a lanzar su mortal ataque.
Los soldados de retaguardia cada vez tenían que emplearse más a fondo y los nervios y el cansancio comenzaban a hacer mella.
Eliminados los primeros genes y con la intersección libre, un temerario guardia se abalanzó hacia el objetivo mientras sus compañeros le cubrían la espalda.
En uno de los corredores un genestealer por fin consiguió atravesar la barrera láser y abatir al sargento de la escuadra.
Para caer muerto justo después.
Pero los genes no se arredran por la bajas sufridas y el guardia que cubría la intersección cayó ante un fulgurante ataque.
Junto con su compañero, tres bajas en poco tiempo. Las cosas se complicaban.
Mientras en retaguardia continúa la matanza...
el teniente elimina al engendro de la habitación.
Más y más genes en retaguardia. ¿Cuantos van ya?
El teniente se defiende de un gen en cuerpo a cuerpo y lo elimina.
El guardia del flanco avanza y elimina otro gen.
El teniente continúa su labor y corta en pedazos a otro.
Con los corredores momentáneamente libres el teniente avanza para apoderarse del objetivo.
Los genes se dan cuenta que los guardias se retiran y redoblan sus esfuerzos por romper la retaguardia enemiga y cerrarles el paso para siempre. Pero el guardia es un auténtico héroe imperial y elimina sin piedad todo cuanto asoma por la esquina del corredor.
El teniente corre hacia la salvación junto con el guardia del flanco.
El ps´quico, que cubría el otro flanco y estaba más aburrido que una ostra se va corriendo en cuanto el teniente le avisa.
después de luchar como un león uno de los guardias muere.
Dejando al héroe en una situación muy comprometida.
Su heroica actuación termina repentinamente.
Quedan pocos y cada vez hay más enemigos.
y cada vez son más imparables.
Los guardias van muriendo uno a uno.
Tan sólo quedan el teniente y un curtido guardia que se aferran a la vida y a la misión con uñas y dientes.
Después de una titánica lucha tan sólo el teniente consigue escapar con vida. Eso sí, con el preciado artefacto que habían ido a buscar.
El artefacto resultó ser una PCE nada menos y en bastante buen estado de conservación. Sólo por ese descubrimiento la misión ya valía el sacrificio de todos y cada uno de ellos.
